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Sargento de la USAF Orgullosamente Colombiana

Sargento de la USAF Orgullosamente Colombiana

La Sargento Mayor Paula Andrea Serna es la Suboficial de origen colombiano más antigua en la especialidad de Comando y Control en la Fuerza Aérea de los Estados Unidos. Ha completado 20 años de vocación militar en este país, además de haber realizado largas comisiones en dos continentes y aun así conserva con mucho orgullo un acento paisa tan marcado como si viviera todavía en su natal Medellín.

Emocionada destaca al personal de la Fuerza Aérea Colombiana por su alto nivel de profesionalismo y ética, pero “lo que más me ha impresionado es la pasión por su trabajo y por su país. Esto último, es muy importante en el buen desempeño porque siempre les va a importar hacer las cosas bien para el bien de la Fuerza y la misión”.

Es la mayor de dos hermanos, tiene 44 años y su hermana menor es actualmente Policía en Estados Unidos. Desde hace dos años llegó a la Misión Americana en la Embajada de Estados Unidos en Bogotá, designación que le ha permitido contribuir a la organización del ejercicio operacional Relámpago VI que se desarrolló en el Comando Aéreo de Combate No. 5, en Rionegro, Antioquia. Allí, habló con la Revista Aeronáutica sobre su experiencia como mujer colombiana en la USAF.

Antes de charlar sobre su llegada a Estados Unidos, recordemos algo de su niñez en Colombia.

Me crie y estudié en un colegio de monjas en Medellín. Mis papás se fueron a Estados Unidos motivados por encontrar un mejor futuro para nosotros, así que nos dejaron a cargo de nuestros abuelos paternos. En esa época, aquí estaba un poco complicado por el tema del narcotráfico. Nuestros padres lograron su estatus legal, nos solicitaron y después nos fuimos para Estados Unidos cuando cumplí 15 años, por ello llegamos legales y con residencia.

¿Cómo inició su nueva vida?

Primero llegamos al Estado de Connecticut, cerca de New York. Fue muy difícil la adaptación por el frío, porque uno viene de Medellín, tierra cálida y con gente amable y allá es monótono. Cuando cumplí 18 comencé a trabajar en un supermercado como empacadora. Estuvimos residentes por cinco años y luego logramos aplicar para la ciudadanía. Sabía mucho inglés desde Medellín y dominaba la gramática, pero en conversación era muy complicada la pronunciación y como no estaba feliz en Estados Unidos, no me integré mucho con la gente americana sino con gente hispana, entonces, fue duro para mí aprenderlo, pero al final aprendí muy bien.

¿Por qué decidió incorporarse a la Fuerza Aérea de los Estados Unidos?

Siempre me había gustado ser militar, porque soy una persona disciplinada, muy estructurada y me encantan las reglas. Así que busqué en el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea. Al final me incliné por la Fuerza Aérea y me presenté cuando tenía 23 años. Se debe hacer un examen de cuatro categorías y según el puntaje uno puede escoger su área de trabajo. Yo saqué alto en general, me preguntaron dónde quería trabajar y dije en radares, pero sin volar, porque no me gustan las alturas. Así que he cumplido mi sueño de trabajar en Comando y Control. En esta especialidad soy la más antigua de origen colombiano. Es una bendición y un honor pertenecer a la Fuerza Aérea Americana porque es la más poderosa del mundo y como colombiana me siento orgullosa de poner el nombre de mi país en alto y contribuir a las relaciones de ambos países. Como mujer paisa y echada pa’lante, siento una satisfacción inmensa de ver que cuando uno se propone algo lo logra, siempre y cuando tenga la gracia de Dios y el apoyo incondicional de toda tu familia.

¿Cuáles han sido sus asignaciones como militar?

 La primera fue en Panama City, Florida. Allá estuve seis años y entrenaba a un Escuadrón de Comando y Control como Operadores de Manejo de Batalla. Luego me fui para Carolina del Sur por tres años más. Después me casé, tuve un hijo y me llegó una designación a Corea durante un año. No tenía previsto ir allá, pero todos debemos cumplir esa comisión, así que preferí hacerlo, ya que mi hijo estaba pequeñito y fue mejor así. También, estuve en Alemania por tres años y pude llevarme a mi familia. Luego volví a Estados Unidos donde me asignaron a la Academia Interamericana de las Fuerzas Aéreas, IAAFA, en San Antonio, Texas. Fui Instructora de Planificación de Búsqueda y Rescate, gradúe estudiantes de toda Latinoamérica. Una experiencia muy significativa porque instruí a muchos estudiantes y la mayoría de Colombia, pues son los alumnos más frecuentes. Además, logré trabajar con militares estadounidenses de origen colombiano y con Oficiales de la Fuerza Aérea Colombiana.

 ¿Cómo llegó a la Misión Americana en Bogotá?

Me buscaron porque necesitaban a alguien con un tiempo de servicio equivalente a Sargento Mayor y que hablara español. Me contactaron y dije claro yo me voy, llevo dos años ayudando a que se fortalezcan las relaciones de ambas fuerzas en beneficio del país. Para mí ha sido una bendición estar aquí, gracias a mi Dios, es algo muy gratificante porque nací acá, mis raíces son de acá, mi historia comenzó en Colombia y le debo mucho a mi país.

 ¿Qué cargo desempeña actualmente?

Superintendente del Escuadrón Expedicionario de Apoyo Operacional 474 o Escuadrón Expedicionario de Operaciones de Apoyo 474. Siendo parte de la USAF he contribuido a afianzar las relaciones participando en ejercicios como Relámpago donde los dos países trabajaron juntos para apoyarse y fortalecer las alianzas.

Luego de veinte años de servicio ¿Cuál ha sido el balance hasta ahora al ser una mujer colombiana y militar en la USAF?

Me gusta mucho ser colombiana y representar a mi país en esta fuerza militar. Es muy satisfactorio. Quisiera ser un ejemplo de que, siendo hispana, colombiana, se puede. Uno de mis mayores retos en la IAAFA fue liderar a un grupo de 20 hombres del área de mantenimiento; al principio pensaba que no me iban a respetar, me tocaba pararme al frente de ellos todos los días y decirles cómo debían hacer las cosas. Ellos vieron que yo tenía un buen corazón, pero no por eso me iban a pasar por encima. Así que tuve con ellos una muy buena relación. Esa ha sido la asignación más gratificante. Todavía me llaman y hablamos. Si uno se propone una meta se puede cumplir.

 La Sargento Mayor Paula Andrea Serna espera aprovechar al máximo su designación en Colombia para aportar sus conocimientos y experiencia al fortalecimiento de las relaciones entre ambas fuerzas aéreas. “Me queda un año más en el 474, pero si Dios quiere me mandan para San Antonio a liderar el personal del Centro de Operaciones Aéreas en la división de Operaciones o Planes. Después de esto, creo que ya me retiraré teniendo 25 años en la Fuerza Aérea y sintiéndome súper orgullosa por todos los logros alcanzados y las satisfacciones dadas a mi familia por un buen desempeño en mi carrera como militar”.

Autor
Mayor Heiny F. Pérez Rueda.
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