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El Grupo Aéreo del Oriente Me Cambió la Vida

El Grupo Aéreo del Oriente Me Cambió la Vida

En 1983, cuando la idea de construir una Unidad Aérea en el departamento del Vichada parecía un desafío, Zacarías Rivas empezó a trabajar con empeño y pasión en el Grupo Aéreo del Oriente, GAORI, convirtiéndose en la persona con mayor tiempo de servicio en la Base más grande de la Fuerza Aérea Colombiana gracias a su extensión territorial, encargada de ejercer el control del espacio aéreo en el Oriente colombiano, apoyar y conducir operaciones aéreas, fortalecer la seguridad en la frontera y defender la soberanía nacional.

 

Zacarías, natal de Villavicencio, se desempeña como Auxiliar de Jardinería. A sus 57 años es reconocido, querido y respetado por los integrantes de la Unidad no solo por las tareas que diariamente cumple sino por su carisma. Su vida ha sido GAORI, sus anécdotas y vivencias representan parte de la memoria histórica de la Fuerza; sus manos han contribuido a edificar lo que actualmente es el Grupo Aéreo del Oriente, experiencias gratificantes, ya que la transformación de la Unidad ha sido exponencial. En palabras de Zacarías: “antes de construir la Base acá no había absolutamente nada, ahora esto es un paraíso, para mí es como una ciudad”.

 

“Don Zacara, como le decimos cariñosamente, es muy servicial, atento, sobresale por su disposición e inigualable compromiso con la Institución. Es un excelente trabajador que ama a su Fuerza Aérea. Incansable, que trasmite alegría y vitalidad. Sin duda, es un ejemplo a seguir para las nuevas generaciones, civiles o militares, que ingresan a la Fuerza”, expresan los funcionarios que por años han sentido el trabajo y la dedicación de Zacarías.

 

Recuerda que su historia en la Fuerza Aérea Colombiana comenzó cuando un helicóptero aterrizó a escasos metros de su finca a orillas del río Tomo. Sorpresa, miedo, emoción y ansiedad fueron algunos de los sentimientos que invadieron a los pobladores de las fincas cercanas que presenciaban con asombro la particular escena; algo fuera de lo común. Cuando la aeronave tocó tierra vieron descender a personas que parecían salidas de una película de ciencia ficción, con overol y cascos extraños, mientras el viento y el polvo golpeaban con fuerza sus rostros, producto del enérgico movimiento de las palas del helicóptero. ¡Nunca, jamás en mi vida había visto un helicóptero!, expresa aún asombrado al revivir ese momento.

 

La tranquilidad llegó cuando reconocieron entre la tripulación de la máquina al director del Parque Nacional Natural El Tuparro quien los saludó con júbilo para presentarles a los integrantes de la Fuerza Aérea y les comunicó que estaban estudiando el terreno para construir una base militar allí, información que los llenó de mucha alegría porque en ese tiempo en la zona no había mucha infraestructura, se transportaban a pie o en bicicleta. Marandúa, que en lengua de los indígenas de la Orinoquía y la Amazonía colombiana significa “buenas noticias”, es el nombre de la zona donde se encuentra GAORI.

 

Aquella designación no podría ser más acertada, porque efectivamente la Fuerza Aérea Colombiana llegaba cargada de buenas noticias para los habitantes de este apartado territorio del país, la principal era el fortalecimiento de la seguridad, acompañada de la posibilidad de empleo y desarrollo económico para la región.

 

De esta manera, Zacarías recibe la invitación para trabajar en el proyecto de construcción y adecuación de lo que sería el Grupo Aéreo del Oriente Coronel Luis Arturo Rodríguez Meneses. “Lo primero que se hizo fue la pista de un kilómetro. Nos trajeron un carro y una moto para movilizarnos con el topógrafo y hacer las mediciones. Las hicimos entre tres personas a punta de machete, rastrillos y carretillas. Esto permitió que pudiesen aterrizar los avioncitos con víveres. Después se empezaron a hacer casitas prefabricadas de madera, la casa comando, la enfermería y las barracas para los soldados. En ese tiempo, había una planta pequeña de ACPM que se prendía por dos horas y por la noche se alumbraba con mecheros; se cocinaba con leña y nos dieron un caballo para transportar el mercado”. Así narra Zacarías los inicios de GAORI y de su nueva vida.

 

Antes trabajaba con ganado, cuidando los animales y en el Parque Nacional Natural El Tuparro como conductor de una lancha con motor fuera de borda. Al principio ejercía su labor por medio de contratos y después fue nombrado como funcionario civil de la Fuerza Aérea Colombiana, hoy con orgullo ostenta el grado de Asesor de Servicios 11, AS11, y lleva 23 años laborando en la Institución.

Han sido felices 38 años de trabajo comprometido y consagrado, por eso siente que la Base de Marandúa es como su casa, todo ese tiempo ha vivido allí. Le ha dado el sustento para sacar adelante a su familia, “le doy gracias a Dios y a la Fuerza Aérea porque ha sido el soporte para criar a mis hijos. Gracias a mi trabajo compré mi casa y tengo una pequeña granja, es una bendición”.

 

Está acostumbrado a madrugar mucho, se levanta todos los días a las 5:00 a.m., toma su tinto, riega las matas, las poda, trabaja en el tractor, apoya en las funciones como granjero con el cuidado del ganado, le gusta mantenerse ocupado en la jornada. “Entre las diversas actividades que realiza el señor Zacarías está la recolección de residuos del rancho de tropa de los diferentes casinos, con el fin de garantizar la correcta separación de los mismos, posteriormente se encarga del proceso de compostaje convirtiéndolo en abono para las plantas, labor que es vital para mantener actualizadas y cumplir con las licencias ambientales que otorga Corporinoquia al Grupo Aéreo del Oriente. Además, por su amplio conocimiento sobre la fauna y la flora de la región, responde a las preguntas del personal orgánico de medio ambiente que efectúa las actualizaciones de diagnóstico de la Unidad, así mismo, atiende a los profesionales biólogos que visitan el GAORI para estudiar la biodiversidad de la Orinoquía”. Destaca el Coronel Miguel Andrés Gil Santacruz, Comandante de la Unidad.

 

En reconocimiento a su trabajo ha sido merecedor de las medallas Cruz de la Fuerza Aérea, Marco Fidel Suárez, Servicios Distinguidos al Cuerpo Logístico, Sol Naciente de la Gobernación del Vichada y los botones de diez y veinte años de servicio. Así mismo, ha tenido la oportunidad de conocer a los Presidentes Belisario Betancur, César Gaviria, Andrés Pastrana, Álvaro Uribe Vélez y Juan Manuel Santos. Con nostalgia expresa que el día que se vaya de su GAORI, extrañará a todos sus integrantes, se llevará muy buenos recuerdos de su juventud, madurez y tiempo activo de trabajo y se sentirá orgulloso porque sus nietos van a decir, “todos esos arbolitos que usted ve allá en esa Base los sembró mi abuelo. ¡Lo único que puedo decir es gracias mi Fuerza Aérea!”.

Autor
Subteniente Carlos Eduardo Trujillo Guar
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