Trabajando con la muerte
Por: Técnico Primero Juan Camilo Reinosa López.
La muerte es un suceso inevitable, universal y natural que tenemos en común los seres humanos con todas las formas de vida. Aunque a medida que pasa el tiempo se habla más abiertamente del tema, todavía da temor tratarlo; pareciese que con el hecho de mencionarlo nos condenáramos de forma prematura a morir.
A lo largo de los 104 años de la Fuerza Aeroespacial Colombiana, el fallecimiento de algunos de sus integrantes ha tenido un impacto trascendental, indistintamente a la circunstancia en que suceda. En 2021, me destinaron a la Oficina de Coordinación de Servicios Funerarios, proceso que lidera la Jefatura de Familia y Bienestar Social.
A partir de ese año, saludo a la muerte como una compañera que me encuentro de la forma más inesperada y en la mayoría de casos inoportuna, la trato con confianza, pero sin llegar a subestimarla. Con el Técnico de Servicio 24 César Niño, quien lleva nueve años en esta labor, procuramos pactar y acordar entre ella y nosotros un cese de su dureza y rigor con que desafía minuto a minuto a las familias que sufren la pérdida de su ser querido.
Desde 1930, la Coordinación tiene registros de fallecimientos de gran recordación, entre ellos: Capitán Ernesto Esquerra Cubides (q.e.p.d.) en un accidente a bordo de una aeronave Falcon, donde, según lo escrito en el martirologio que reposa en la Coordinación, estuvo desaparecido en el territorio de Potosí. El Capitán Andrés M. Díaz (q.e.p.d.) el 3 de marzo de 1935, en el avión Curtiss F-11C Hawk II # 807 y el abanderado aviador Capitán Camilo Daza Álvarez (q.e.p.d.) quien pereció en el Hospital Militar; son más de 2.620 fallecidos entre militares y civiles, de quienes se tiene censo a 2023.
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